domingo, 18 de septiembre de 2016

Introducción



El contenido de este lugar está integrado por un recopilatorio de kusenes (enseñanzas orales) impartidos por el maestro Taisen Deshimaru (1914-1982) sobre el tema del kesa, a lo largo de los quince años que duró su misión en Europa, y que fueron reunidos en la publicación "Le Livre du kesa", editada en 1986 en francés por la Asociación Zen Internacional (AZI). Respecto a la edición original se ha hecho algunos pequeños cambios para la presente edición para obtener un tono de conjunto más literario: los kusen más significativos se han reordenado, y se han omitido algunos pasajes reiterativos que figuran en la versión original. El objetivo ha sido obtener un texto tan fiel al maestro como ameno de lectura para el discípulo.

Kesa es una palabra japonesa que deriva del sánscrito Kāsayā (ch. jiasha), y que designa el manto de Buda, la ropa con la que se cubren los monjes budistas desde la misma época del Buda Shakyamuni, hace más de 2.500 años.

El Vinaya, las antiguas reglas destinadas a la Sangha, le reconocen al monje la posesión de tres objetos básicos: el cuenco, que sirve para comer y para pedir limosna con la que mantenerse; el bastón (sc. khakkhara; jp. shakujo; ch. xīzhàng), para ayudarse en su andar itinerante, y también para defenderse, en su caso, cuando recorre los caminos; y el manto (sc. kāsayā ), la ropa con la que cubrirse púdicamente y que también le sirve para protegerse del frío y el calor.

El kāsayā fue la primera vestimenta del Buda después de su etapa como asceta. Recogió harapos que el río Ganges había dejado en la orilla (restos de mortajas, de paños de las menstruaciones de las mujeres, y otros trapos tirados y rechazados), los tiñó con las mismas tierras marrones del río, y cosió entre si unos parches rectangulares urdiendo una composición que ha pasado a denominarse de "campos de arroz".

No obstante, el kāsayā es de hecho un término genérico sobre el vestido del monje, ya que la historia y la tradición han ido dando varios nombres a diferentes prendas de ropa que han envuelto al monje o monja, según su uso. Así, según la antigua tradición, tres son las piezas que integran el kāsayā: el antarvasa, que es la túnica inferior que cubre piernas y parte del torso -a las representaciones de Buda aparece como un triángulo de ropa en el pecho; el uttarasangha, el manto que cubre la parte superior del cuerpo; y el samghāti, el manto superior, que envuelve a los anteriores y que es la pieza más visible. Juntos forman lo que se denomina el tricīvara, el "triple manto".

El samghāti se correspondería con lo que comúnmente llamamos kesa, y que en la tradición de la escuela Soto Zen se lleva actualmente encima de dos prendas concretas: un kimono blanco o gris debajo de todo, que simboliza la tradición japonesa; y el kolomo negro o gris, que es una especie de kimono de mangas muy amplias que va sobre el primero, y que procede de la tradición china.

Todavía, en el Soto Zen, los practicantes laicos pueden vestir un único kimono negro para participar en una sesión de zazén o en un retiro. El kimono negro representa un elemento armonizador, que no uniformizador, de los practicantes. Evidentemente, también se puede practicar zazén vistiendo ropa de calle, o de yoga, o del taichí, etc. Aunque se recomienda que sea de color negro u oscuro. Vestir una ropa de colores vivos molestarían a la concentración de los meditantes. Así mismo, en la tradición china, el negro es el color del cielo. Por lo tanto, es el color más sublime, el más elevado, y también el que los engloba a todos.

Tradicionalmente, el kesa Soto Zen también es de color oscuro, en unos tonos que van del marrón (el color de la tradición india) al negro, el gris o el verdoso. También los hay elaborados con ropa estampada, cuyo uso se suelen reservar a los maestros o los abades de los monasterios. Como en la época antigua, el kesa se sigue confeccionando hoy en día con retales de tela cosidos entre sí con el peculiar punto atrás (kaeshi bari) o punto de rakusu, conformando bandas o secciones que luego se ensamblan entre ellas en un conjunto armónico que es el kesa terminado.

El kāsayā es el elemento más respetado por los budistas de todo el mundo. Llevarlo ya provoca respeto, tanto en el portador, que lo priva o frena a atentar contra los preceptos, como el espectador que se siente ante algo sagrado. Por ejemplo, en Birmania y otros países del sudeste asiático, tanto respeto merece que, aunque sea habitualmente cosido a máquina, en las tiendas donde se vende se debe entrar descalzado y con la misma circunspección como si se tratara de un templo.

Y para un budista Zen, el kesa es la cosa más elevada y sagrada de todas. Es un objeto que merece un respeto absoluto, ya que el verdadero kesa "no es de seda ni de algodón": su esencia infinita. Como dicen los Versos del Kesa, ceñirlo es la Enseñanza del Buda, la liberación, un campo ilimitado de mérito.


José Manuel Sō-Sen Campillo
Monje budista Zen
Presidente de la Asociación Nalanda